jueves, 20 de enero de 2011

PLANTAS MEDICINALES.

Acebo (Ilex aquifolium) 

El acebo es un pequeño arbusto que puede
alcanzar fácilmente los 10 m. de altura.

Lo más característico de esta especie son sus
hojas, muy duras y tiesas, de forma parecida a
las del laurel, pero onduladas y con espinosos
dientes en su contorno; son lampiñas y bastante
relucientes.

Es un arbusto que permanece verde todo el
año.

El fruto es globuloso, del tamaño de un guisante,
pero liso y brillante; se trata de un fruto
carnoso muy tóxico, que suele ocasionar problemas
en niños que lo comen atraídos por su
atractivo color, lo que da lugar a intoxicaciones
que en muchos casos devienen mortales.

Se cría de forma espontánea en las zonas
umbrías de nuestros bosques, más frecuentemente
en el norte de la Península.

Florece de abril a junio y sus frutos maduran a
finales de septiembre.

Estos frutos se mantienen en el árbol durante
gran parte del año, pero desde el punto de
vista terapéutico lo único que interesa de ellos
es que no lo consuman los niños, ya que las
intoxicaciones a que dan lugar -con cantidades
relativamente pequeñas- pueden ser
mortales en muchos casos.

Para uso medicinal se recolectan las hojas,
que están presentes todo el año, siempre verdes.


En Navidad suele ser muy típico recoger algunas
ramitas de este árbol para adornar, junto
al muérdago, mesas y cestos.

Conviene tener cuidado y no pincharse con
las espinas.

Las hojas de esta planta leñosa contienen trazas
de teobromina, que es una sustancia parecida
a la cafeína en cuanto a sus virtudes;
también tienen rutina, taninos, resina, ilicina y
ácidos ilexico y ursólico. Estas hojas se consideran
desde hace tiempo diuréticas, aperitivas
y sudoríficas.

Las plantas de esta familia pertenecen casi en
su totalidad al género ilex, que comprende
unas 270 especies que viven en Asia y América,
mientras que en Europa existen apenas 2
ó 3 especies.

Por esta razón es una familia prácticamente
desconocida en nuestras latitudes.

Si a esto unimos el hecho de que en el caso
del acebo la toxicidad de sus frutos supera a
las virtudes de las hojas, no es difícil concluir
que su uso se halla muy limitado.

Las hojas están indicadas en reumatismo,
gota, inapetencia, fiebre y gripe.
Las bayas del acebo -esos frutos que resultan
tan atractivos para los niños- en dosis relativamente
bajas actúan como purgantes drásticos;
si la dosis consumida es mayor, entonces
aparecen diarreas, vómitos y convulsiones.

En el caso de los niños esto puede ser mortal,
por lo que conviene conocer bien el arbusto
para evitar su consumo.

En nuestra Península es una especie protegida,
pues está en peligro de extinción; por ello
hay que evitar recolectarla y, si estamos interesados
en ella, acudir a un especialista que
nos asesore cómo cultivarla o dónde conseguir
unas cuantas hojas.

.- Decocción. Una cucharada de postre por taza
de agua. Se deja hervir 2 minutos y se toman
2 tazas al día. Nunca se debe hacer la
decocción a partir de los frutos.

.- Polvo. Las hojas reducidas a polvo se pueden
consumir a razón de 1-2 gr. al día, bien directamente
o encapsulado.

Tóxico. Antipirético. Antidiarreico

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